Qué ver

Tortonda

Tortonda, en el norte de Guadalajara, combina historia, arte y naturaleza. Destaca la Iglesia de la Concepción, con arcada románica y retablo barroco, y las esculturas del artista Benito Maín, que adornan sus calles y conectan tradición y arte contemporáneo. Rodeado de montes de encinas y quejigos, su entorno invita al paseo y la tranquilidad. Además, Tortonda es famosa por sus trufas, exquisito producto local. Un destino donde cultura, paisaje y sabor se unen en perfecta armonía.

Tortonda, un apacible pueblo del norte de Guadalajara, es un destino ideal para quienes buscan historia, naturaleza y autenticidad. En su centro se alza la Iglesia de la Concepción, un bello ejemplo del románico rural con su característica arcada y un magnífico retablo barroco, testimonio del arte y la devoción de siglos pasados. Este templo es el corazón espiritual y patrimonial del municipio.

Un paseo por sus calles permite descubrir la huella creativa del escultor Benito Maín, cuyas obras embellecen distintos rincones del pueblo. Sus esculturas, integradas en el paisaje urbano, reflejan la conexión entre el arte contemporáneo y la tradición local, aportando una identidad artística única a Tortonda. Cada pieza invita a detenerse, observar y sentir cómo la piedra y el metal dialogan con el entorno y con la historia del lugar.

Rodeado de montes de encinas y quejigos, el entorno natural ofrece un paisaje de gran serenidad, perfecto para el senderismo y la contemplación. Además, Tortonda es conocida por uno de sus tesoros más apreciados: las trufas, producto exquisito que puede adquirirse en temporada y que representa el sabor genuino de su tierra.

Visitar Tortonda es descubrir arte, naturaleza y tradición en un rincón lleno de encanto serrano.

Tortonda, el románico soñado. Herrera Casado